Hotel Provincial Sierra de la Ventana

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20 junio 2016

Los Árboles ¿Mueren de pie?

Dice un proverbio griego que… "Una sociedad se hace grande cuando los ancianos plantan árboles aunque saben que nunca se sentarán a su sombra."
Hace unos cinco o seis años nos habíamos propuesto hacer un rosedal en Sierra de la Ventana y, cuando comunicamos la idea a la autoridad, recibimos una lapidaria respuesta: “¡No, un rosedal no, porque las rosas tienen espinas”, fundamentando la negativa en el riesgo de que algún niño se pinche y sus padres demanden al Municipio, como si los niños fueran tontos y los padres seres perversos. Atónitos, creímos entonces que habíamos alcanzado el colmo del asombro, aunque la realidad siempre nos sube la vara. Aquella semejante torpeza argumentativa se ve ahora casi como la brillantez de un estadista comparada con el hecho consumado del arrasamiento liso y llano, con similar razonamiento, de las tunas y las retamas de la ruta 72 que nos despojó a futuro de su profusa floración de primavera y de los árboles de la Avenida de las Carretas que nos dejó ayunos de toda protección frente a los vientos y el polvo ambiental.
Si los vecinos del Barrio del Mirador creyéramos que la acción tuvo su origen en la intención de perjudicarnos, deberíamos entablar una demanda judicial contra la Delegación de Sierra de la Ventana y la Municipalidad de Tornquist en el marco de los artículos 41 y 43 de la Constitución Nacional; artículo 28 de la Constitución Provincial y artículo 3 de la ley Provincial Nº 12.276/99 de Régimen Legal de Arbolado Público.
Pero en ninguna cabeza cabe que un funcionario elegido por el pueblo pueda albergar en su mente la idea de perjudicar a propósito. Más bien parece que la medida encaja en el axioma que reza: “el que no sabe es como el que no ve” y eso es lo que me mueve a escribir este artículo en defensa del árbol, que no puede hablar con voz propia, con la ilusión de que su destino no dependa más de .la arbitrariedad o de la ignorancia.
La Madre Tierra produce el oxígeno, aliento de su vida, a partir de los árboles. Su tarea trasciende las diferencias ideológicas, culturales, religiosas y económicas; excede largamente un período de gobierno y aún, el término de vida de una persona. La naturaleza se toma su tiempo para la gestación de un bebé humano, de un bebé elefante o de un bebé tortuga. Con la misma paciencia madura la semilla, la hace germinar para que sea el árbol que, si las condiciones son favorables, irá creciendo por décadas sin prisa y sin pausa para alcanzar el porte queembellecerá el paisaje con su forma, color y aroma; brindará sombra y refrescará el ambiente en el verano; moderará los vientos y retendrá las partículas de polvo en suspensión; amortiguará los ruidos aminorando las ondas sonoras; atraerá a las abejas, polinizadoras por excelencia; albergará a los pájaros que se encargarán de mantener a raya a los parásitos e insectos dañinos; tomará sales de las capas profundas y fertilizará el suelo cuando, en el otoño, caigan sus hojas.
El árbol es una verdadera fábrica de oxígeno que limpia la atmósfera de los gases nocivos producidos por los motores de combustión. Sus ramas secas, las que sí hay que sacar para sanearlo, brindarán leña al que la necesite en el invierno.
En el barrio del Mirador lo que se arrancó fue de raíz, para siempre. La entrada a Sierra ya no se verá embellecida por las especies hoy desterradas y la Avenida de las Carretas luce desangelada, empobrecida, sin vida.
Sin embargo, en alguna parte de nosotros habrá que hallar la voluntad colectiva para enfrentar el desafío de restaurar la armonía ambiental; para trabajar de forma cooperativa y solidaria, para encarar la construcción de consensos mediante un diálogo profundo y amplio porque los vecinos, en tanto sujetos de derecho, tenemos mucho que decir acerca del medio ambiente que queremos habitar.
El espíritu humano se fortalece cuando vivimos con reverencia y gratitud ante el misterio del ser y con humildad respecto al lugar que ocupamos en la naturaleza. Tenemos el deber sagrado de preservar una biosfera saludable, proteger la bio diversidad de sus sistemas ecológicos y .asegurar que habrá para las generaciones futuras un hogar con más luz, con menos miedos, con más vida, procediendo de palabra y obra como los bosques donde conviven muchas clases diferentes de árboles que entrelazan sus raíces con tanto vigor que ni los vientos más fuertes podrán desarraigarlos.
“Los árboles son bellos en la paz; son sabios en el silencio”. Tardan en crecer y no alcanzan la madurez hasta muchos años después de ser plantados.. Si está en el ánimo el reponer los ejemplares talados, no hay tiempo que perder; ¡habrá que plantarlos ya!

Norma Fernandez
Vecina del Barrio del Mirador

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