23 septiembre 2008
Gustavo Diaz
El Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) se define como el deceso repentino e inesperado de un niño menor de un año aparentemente sano. Generalmente, se encuentra muerto al recién nacido después de haberlo puesto a dormir. No hay signos de que haya sufrido. El 90 % de los casos ocurre entre los dos y seis meses de vida, y estadísticamente aumenta la incidencia durante el invierno.
Para prevenir el mal, la Organización Mundial de la Salud recomienda acostar al bebé boca arriba, mantenerlo en ambientes libres de humo y alimentarlo con leche materna. Los especialistas también sugieren que duerma sobre superficies o colchones firmes. Además, se debe evitar que la cabeza quede cubierta por la ropa de cama, a fin de que la respiración no encuentre escollos.
Uno de los puntos más importantes para prevenir el SMSL es el amamantamiento; según los expertos, cuanto más tiempo el niño tome leche materna, menores riesgos de contraer la también denominada "muerte en cuna" o "muerte blanca".
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