El conflicto que ha estallado en la Prefectura y Gendarmería es el desenlace de una crisis al interior del gobierno y de su gabinete de seguridad, entre la ministra Garré, por un lado y el militar Sergio Berni, por el otro. Desde hace varios meses, Berni viene fogoneando un reforzamiento de la política represiva, como salida a la fracasada seguridad democrática de Garré con su política de infiltración y espionaje al movimiento popular (Proyecto X). Como parte de esta lucha interna, Berni alentó a prefectos y gendarmes cuando Garré comenzó a pergeñar estos recortes salariales-
Los recortes oficiales sobre sumas en negro, adicionales u horas extras son similares a los que se han producido en numerosas reparticiones. Pero para el gobierno, un cierre del conflicto con los efectivos servirá para galvanizar al aparato represivo contra los trabajadores que soportan esos ajustes y luchan contra ellos.
Un sector del kirchnerismo ha salido a denunciar una acción de la “derecha golpista”. Pero los autores de este golpe están alojados en el propio gabinete nacional. La “revalorización” de las fuerzas de represión –que reclama toda la oposición de derecha- está siendo ejecutada desde el propio gobierno, de cara al derrumbe financiero del Estado y de las provincias, y de los ajustes que están en marcha.
El Partido Obrero llama a luchar contra el reforzamiento represivo y la política de espionaje del ministerio de “seguridad” oficial, y por la derogación de la ley “antiterrorista” exigida por el Departamento de Estado.
Una vez más, es el derrotero de este gobierno agotado el que entrega el país a la derecha. En oposición a ese rumbo, luchemos por una salida de izquierda.
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