La llama de la inoperancia provincial

Un vuelo rasante de avión, un paso efímero, desde el afuera, superficial, como queriendo pintar un chapón oxidado, intentando tapar las cosas hechas anteriormente.
Un paseo no cambia nada, el avistamiento de un incendio no es la solución, sino que más bien es una muestra del pseudo arrepentimiento por la negligencia constante de la cual nosotros, los provincianos, los paisanos de la Provincia de Buenos Aires, somos las únicas víctimas.
Los accidentes forestales de la magnitud inmensa como el que ha ocurrido en el distrito de Tornquist, se pueden prevenir, pero para ello es necesario que los presupuestos no aniden en el cajón de un funcionario ni se conviertan en parte de los bienes personales de ellos.
Un parque Provincial es motivo de orgullo de propios y ajenos, pero con la presencia de los guardaparques no basta, es también condición necesaria que se atiendan a las demandas de los mismos, que se los aprovisione de elementos, que se les provea de una estructura acorde al lugar, que sirva de elemento de prevención, porque el dinero llegado de emergencia como si fuera el caudal de un río al que no se puede detener su corriente, es una cura, y como sabemos, si hubo que hacer eso, es porque hubo una enfermedad, y aquí existe una enfermedad, presente en la autoridades provinciales, la obsecuencia, la necedad y la inoperancia.