En 1982, cuando la resistencia social al gobierno de facto que gobernaba desde el año 1976 era ya importante, la Junta Militar llevó adelante la sorpresiva recuperación de las islas. El 2 de abril el general Menéndez desembarcaba con tropas del ejército en Puerto Argentino, y tomaba control del territorio. El gobierno del Reino Unido, reaccionó seis días más tarde, con un despliegue militar muy fuerte, doblando en cifras, complejidad y entrenamiento a los equipos militares argentinos.
La improvisación militar, a partir de aquí, fue absoluta. Dos meses y medio después, el 14 de junio, la guerra concluiría con la rendición de las tropas argentinas. Este hecho aceleró la retirada de la Junta militar y el retorno a la vida democrática.
Toda guerra implica la barbarie y la sinrazón humana. Esta certeza es doblemente dolorosa si se considera que el conflicto de Malvinas fue el último y desesperado intento de una dictadura, debilitada desde diferentes frentes, por mantenerse en el poder. El reclamo de soberanía del pueblo argentino sobre las islas sigue vigente. Los errores políticos y militares de los gobernantes responsables no eclipsan el sacrificio y la entrega de quienes han sabido defender, incluso con sus propias vidas, la soberanía nacional frente al avasallamiento británico.
Asumamos el compromiso de ser instrumentos de paz, y por justicia recordemos a todos los caídos en Malvinas. No olvidemos a todos los que regresaron y hoy viven entre nosotros con una herida en el corazón, y quizás también con alguna secuela física; y sigamos haciendo votos para que por medios pacíficos, podamos recuperar nuestra querida “perla austral”.-
Sergio Fabián Bordoni
Presidente H.C.D.
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