Un brindis por la tierra en Abril

“Abril dorado y maduro, abril de mi amor feliz, ¡cómo me gusta tu aire, tu sol y tu luna, abril!”, dice el poema de la Juana y es así nomás, abril es un mes precioso. En el hemisferio norte, primavera y otoño en el hemisferio sur.

¡Qué maravilla de aromas y colores son sus días! También son especiales para reflexionar porque en su memoria están la salud, la diversidad cultural, la tierra, el idioma, el animal. Tan frondoso es su calendario.

Aunque en estos tiempos que corren rápido quién sabe hacia donde, la reflexión no parece ser esencial y, medio atolondrada y sin rumbo, anda la humanidad yendo y viniendo sin prestar mucha atención a las voces del pasado que hablan del futuro y sin escuchar el lamento desgarrado de la tierra.

“¿Quién me ha robado el mes de abril?”, parece gemir la pachamama mientras el calentamiento global provoca bruscos cambios en el clima; retroceden los glaciares y decrecen los casquetes polares; aumenta el nivel del mar y se inundan los territorios costeros; se incrementan los procesos de desertificación y disminuyen las fuentes de agua dulce; más y mayores desastres naturales azotan a las comunidades; se extinguen las especies animales y vegetales y se propagan las enfermedades más allá de las fronteras de las zonas que antes estaban libres de ellas.

Ya no quedan dudas, el sistema capitalista está destrozando el planeta. Con su varita mágica convierte en mercancía el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la justicia, la ética, la vida y la muerte. Y es un negocio muy rentable hasta el propio cambio climático.

Todo se vende y se compra. Nada más existen los consumidores. Sólo las materias primas cuentan. La madre tierra ya no importa.

Sin embargo y apelando al más esperanzado de los pesimismos confiamos en la humanidad que aún se asume como parte de la naturaleza porque será capaz de salvar al planeta si sustenta su accionar en los principios de solidaridad en contraposición al imperio de la sed de ganancia sin límites y la depredación de los recursos naturales; si reaprende lo que ha olvidado, si rescata la belleza y la simplicidad, si recupera la memoria de la tradición, si comprende que la existencia tiene un sentido y que la vida siempre brinda una nueva oportunidad.

Como este es el camino que nos gusta transitar, estamos seguros de que juntos podremos construir la voluntad colectiva que hace falta para asegurar que habrá para las generaciones futuras un hogar con más luz, con menos miedos, con más vida.

ONG AMBIENTE COMARCA

Personería Jurídica Nº 32073

Norma Fernández - Presidente