24 junio 2013
La militancia y otra elección más
Sobre el final de la tarde de ayer sábado, nos pudimos ir enterando de los nombres de las listas partidarias para las internas abiertas PASO de 2013.
Sobre ese mismo final, cualquier militante político de cualquier partido se enteró para quien trabajaría.
No solo supo quién le iría a dar las órdenes, sino que, también, qué tipo de discurso debería aprender y con qué letras se escribían los apellidos de los candidatos.
La distribución de los nombres de las listas es un repugnante coctail repartido tal si fueran estrellas de rock repartiendo los 11 puestos para el partido de la canchita en el club "vos acá, él allá, éste conmigo, éste no..."
Le pregunto al militante de base: ¿Tenés algún sueño de ser parte, alguna vez de una lista?¿O, cuanto menos, de ser parte de la discusión democrática capa por capa de quiénes son los que deben enfilar la competencia hacia esa lista?.
No, seguro que ninguno puede probar que tiene posibilidad alguna. Siempre está el "hijo de", el "amante de", el "empresario de", el mártir televisivo de la temporada, el titular de alguna ONG, el puntero de un gremio, etc.
Siempre hay justificaciones académicas de porqué VOS NO, pero uno que jamás se jugó la cancha varios días a la semana dejando el estudio, el trabajo, la familia para estar en el ateneo, la unidad, el bunker donde se debaten las ideas políticas y los planes de trabajo para convencer a la Sociedad de porqué es tan bueno tal o cual partido.
Es patético, pero hoy no hay duda que la partidocracia hasta nos convendría. Aquella en la que un violeta ni por las tapas iba a estar en la lista de un marrón. Como siempre, nos debemos refugiar en pésimas épocas anteriores que parecen ser menos trágicas que las presentes.
Claro, quizá lo que comience a estar en jaque, es la definición del adjetivo MILITANTE. Pues deviene de una mentalidad militar y ésta de la génesis religiosa, en la que el militante obedece y da por cierto lo que el "superior al mando" le dice que es la verdad suprema y la orden imperiosa de cumplir.
Siendo así, se entiende que el militante quede en la retaguardia de las pintadas y los aplausos bajo una inobjetable obediencia debida. No se salva ni los de la extrema izquierda ni hasta los de la extrema derecha.
Stalin encatado.
Ingeniero White, Junio 23 de 2013 - Jorge de Mendonça
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gracias por su opinion. FM _Reflejos