El caso de Inostroza es uno más entre tantos otros que surgen a partir de la compra de un terreno que el comprador, basándose en la buena fe, no escritura.
Su suegro lo adquirió en 1969 y en los 90 se lo obsequió para que pudiera construir su casa.
Tiempo atrás, el dueño anterior, le informó que la justicia le había embargado todos los bienes y que ese lote por no haber sido escriturado a nombre de su actual propietario está en la lista de inmuebles a subastar.
“Durante ocho años trabajamos con mi mujer todos los fines de semana para construir la casa y un tiempito antes de terminarla, nos llega una notificación”.
“Mi suegro se lo había comprado a un vecino a Juan Carlos Garrone un vecino con mucha propiedades. El mismo nos avisó que le habían embargado todo y que nuestra casa podía corer riesgo porque el terreno nunca había sido escriturado”, contó Inostroza.
Para colmo, mi suegro ya buscó el boleto de compra venta y no lo encontró. Con el tiempo se le traspapelaron o se perdieron. Sólo tiene una parte de los documentos pero con eso no alcanza y este señor (Garrone) falleció”.
“Ya hace un tiempo, llegó una primera orden de remate, que por fortuna alcanzamos a postergar pero ahora ya tenemos una nueva fecha y no sé qué hacer”, exclamó desesperado.
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