¿Y SI LO HACEMOS NOSOTROS?

¿Y SI LO HACEMOS NOSOTROS?

Me llamo Norma Fernández. Fui parte del equipo de conducción de la Escuela de EGB Nº 6 (febrero 2003-febrero 2007) y de la ONG Ambiente Comarca (marzo 2007-marzo 2011) y, porque soy de las que creen que no se puede vivir sin sueños y menos aún, sin ser parte de un sueño comunitario, hoy acompaño la construcción del colectivo “El árbol ya fue plantado”, amigos de las calles Mahuida/Pringles/De las Carretas.

Hace 10 años elegí Sierra de la Ventana para vivir porque ella es belleza y misterio viniendo de encantados mundos legendarios al amanecer y en el ocaso; con sus pastos sedientos y después de la lluvia; en las noches sin lunas y a la luz de la luna pero en todo este tiempo no he logrado desentrañar el enigma que plantean las preguntas:

¿Por qué dejamos que sus males  perduren y resistan inmutables; que nos distraigan  la atención, que el asunto siguiente nos  haga olvidar el anterior y que nos desgasten el ánimo de reclamo o denuncia? ¿Por qué toleramos que nos mellen la voluntad de contribuir al bienestar del lugar que habitamos? ¿Por qué admitimos la naturalidad con que se tergiversan los mensajes, se trastocan los conceptos, se enredan las historias y se divide para reinar? ¿Por qué  nos resignamos a padecer la frustración que causa el  pertinaz argumento no hay, no se puede, no se sabe, no se quiere?

Poco a poco vamos silenciando  la digna rabia que provoca el olvido y: ya no demandamos:

v      que se planifique la tarea, se distribuyan las responsabilidades, se optimicen  los recursos y por lógica  el rendimiento es el mínimo deseable, lo que se nota en las calles, en los baldíos, en las veredas de centro,

v      que se implemente una campaña de información  a la comunidad sobre reglas claras de  convivencia  urbana y el resultado es que cada quien procede como le parece bien,

v      que se vacíen los puntos limpios según los plazos y  que se recojan en tiempo los residuos  del mantenimiento de los jardines. Así es que los basurales brotan  en cada cuadra,

v      que NO “se autoricen debidamente” la poda y/o la extracción  de  ejemplares del arbolado público/privado y, por supuesto, los árboles se mutilan y se tiran abajo con harto frecuencia y una evidente ausencia de remordimientos,

v      que se desmalecen los baldíos sin alambrar y sus veredas; que se tomen decisiones sobre los terrenos cercados pero desatendidos; que se resuelva respecto de las construcciones abandonadas. Inalterable, la realidad se cuenta sola si es que se sabe mirar,

v      que se respete el Código de Planeamiento Urbano en las construcciones destinadas al alojamiento de turistas, ¿será por eso que, terrenos que apenas alcanzarían para una vivienda, albergan dos y tres, cuando no cuatro cabañas?;

v      que se disminuya la contaminación auditiva; que se reduzca la contaminación visual; que se señalen velocidades máximas y entonces, los sonidos desmesurados nos alteran la tranquilidad,  los carteles de propaganda nos obstruyen la visión y vehículos desaprensivos corren desaforados por el ejido urbano llevándose la vida por delante;

v      que el pueblo cuente con su propio Centro Cultural y no hace falta decir cuánto afecta esto a la distribución de los bienes culturales imprescindibles para una comunidad,

v      que se cargue de agua la “fontana” de la Plaza Eva Perón y eso sí que es una lástima, porque sin el  agua no se justifica su existencia.

En efecto, ya no demandamos, dejamos de exigir, nos resignamos  porque en verdad cansa que las inquietudes no sean escuchadas, las necesidades no sean atendidas y los derechos no sean respetados.  

Pero las oportunidades tienen fecha de vencimiento y las estamos dejando pasar en una duermevela que nos tiene sumidos en la quietud cuando podríamos, mientras revertimos la actualidad, empezar a plantar árboles, desterrar los basurales que se arman en cada cuadra, cuidar que no se contaminen los cauces de agua, soñar con una casa de la cultura  y rescatar a nuestra Sierra de la Ventana del maleficio que la entrampa para devolverle su cualidad de lugar  amable, sano, culto, limpio, en progreso constante y entonces, como decía Roberto Arlt:, el futuro será nuestro por prepotencia de trabajo.

Muchísimas gracias.